Ficha de Kayden lefevre

Descripción Psicológica:

Kayden tiene una forma de pensamiento muy egoísta, poco seria y relajada, son contadas con los dedos de una mano las cosas que harán que Kayden haga cable a tierra y actúe con madurez y seriedad. Es un chico obstinado, terco y extremadamente orgulloso, aunque jamás te mostrará qué es lo que realmente le interesa. Es difícil de leer, aunque su actitud demuestre lo contrario.

Es inmaduro, todo se lo toma al juego, a la broma, y eso puede cabrear sobremanera a quien no sepa lidiar con él. No le gusta andar serio, ni los problemas. Tampoco le gusta la gente depresiva o que pasa todo el día rengueando sobre lo mala que es la vida y sus problemas. Es bien insensible en ese sentido, cuando no encuentra una excusa válida para la tristeza o el mal humor, y te responderá mordaz, frívolo y duro cuando crea necesario.

Descripción Física:

Historia:

Asistió a un colegio muggle hasta los 10 años con su hermana, cosa que causó gran revuelo en las familias de sus padres, ambos magos, pero Jaspe lo decidió ya que quería solidarizar con su hermano y su sobrina. Allí, a diferencia de su hermana, Kayden siempre fue la revolución en su colegio, tenía millones de compinches. Por eso no le es desconocido el mundo muggle, a pesar de ser sangre pura, pero cuando llegó a Hogwarts y entró a Slytherin, supo que tenía que quedarse bien callado al respecto.

Adora a su familia, y siempre ha sentido esta necesidad de proteger a su hermana, siendo asi desde pequeños. Iban al mismo curso cuando chicos, hasta que cumplieron los 11. En ese momento, cuando recibieron la lechuza de Hogwarts (Hay que decir que Kayden se extasió con el ave), lo único que quería era ir a ese lugar. Porque, seamos realistas, ¿qué niño de 11 años no quiere ir a un colegio donde le enseñaran magia? Ninguno. Y Kayden no era la excepción. Así que llegó al colegio, y por primera vez se separó de su hermana. Y al ir creciendo se fue despegando más de ella, de sus padres y de todo el mundo, pero no de una manera antisocial, sino que todo lo contrario. Es tan abierto que no hay forma de saber llegar a él. Es tan auténtico, tan poco predecible dentro de su honestidad, que desconcierta. Y eso si llegas a darte cuenta de ese detalle.